Queremos seguir siendo lo que siempre hemos sido: amantes del buen jamón.

Sin renunciar a una calidad real y palpable para quien la saborea. Sin traicionar la artesanía que ha hecho posible cada bocado. Sin hablar de jamón como si solo unos pocos privilegiados pudieran apreciar su valor, en lugar de como el símbolo de una gastronomía que, gracias al cielo, nos ha acompañado toda la vida.

Ese ha sido siempre el objetivo: más sabor, más cuidado por la tradición y más ibéricos para todos.

Quizás todo esto no nos hace mejores, pero lo que tenemos claro es que nos hace diferentes.

Porque el jamón ibérico de bellota es un icono de la cultura gastronómica española y ha sido un protagonista indiscutible del paisaje de Extremadura desde que el hombre es hombre, así que merece ser tratado como tal.

Por eso, una vez tienes una materia prima de primera calidad, se necesitan los conocimientos, la destreza y las manos expertas de los cortadores que se han dedicado al corte de jamón durante todas sus vidas.

A la vez que elaboramos cada pieza de manera artesanal para continuar con la tradición.

En otras palabras, aunque nuestros jamones tengan 36 meses de curación, para llegar a tu plato han tenido que pasar siglos de historia.